La vida es puta, la realidad bruta.

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27 de agosto de 2011

Razones tenemos todos, unos más que otros.

No hace falta decir eso de que perdéis la cabeza por eso de sus caderas. Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras, todo remolino que forma por cada paso de gesto que da ,pero, además, lo he visto serio, ser él mismo, y eso, no se puede escribir en un poema. Eso que me cuentas de "míralo como bebe las cervezas", "como se revuelve sobre las baldosas" y "qué fácil parece, a veces, enamorarse". Él puede llegar a ser ese único motivo de seguir con vida. Todo eso de que los besos en ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día en el que me dió dos besos y me dijo su nombe. No sabes lo que es caer desde un precipicio y que él aparezca de golpe y de frente para decirte: Venga, hazte un peta y me lo cuentas. No sabes lo que es despertarte y que él se retuerza y bostece, luego, te abraze y no sepas como deshacerte de todo el mundo.
Supondrás que yo sea la primera persona que pierde la cabeza por un milímetro de su cuerpo, el sentido por sus palabras, y que lo pueda llegar a perder todo por un simple roce de sus mejillas.
Las suspicacias, los disimulos cuando pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarte son algo con lo que ya cuento. Yo también lo veo, cuando cruza por debajo del cielo, solo el tonto mira al cielo. Sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se toca el pelo. Conozco su voz en formato susurro y secreto. Me sé sus cicatrices y el sitio en el que lo tienes que tocar, en el norte de su pie izquierdo, para conseguir que se ria. Me sé, también, los arañazos de sus rodillas y codos. 
Yo también he memorizado su número de teléfono. No solo eso, también el número de escalones. Conozco su última pesadilla, y las mil anteriores también.
Tengo más deudas con su espalda que las que nadie tendrá, jamás, con la luna y el sol. 
Sé la cara que pone cuando se deja ser completamente él. Lo he visto formar un charco de arena, rompiendo todos los relojes que le puso el camino. Lo vi haciéndole la competencia a cualquier amanecer por la ventana.
Pero...¡Mira que hay tontos enamorados en este mundo!

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