La vida es puta, la realidad bruta.

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5 de enero de 2012

Sin compromisos ni alusiones

Como el último sorbo de una copa, la última calada de un cigarro, o la última gota que cae en una tormenta. Efímero, gratificante y en ocasiones, perjudicial. Hablo de pactos bajo las mantas y de promesas en servilletas. Hablo de que cada recuerdo es una historia por contar, de que cada olor trae imágenes a la mente, y de que las imágenes valen más que cualquier tontería que yo te pueda contar. Te cuento que podemos arrepentirnos de las discusiones, y también de los besos. Reinventarnos poco a poco. Quemar la noche, y también el tráfico. Que me olvide del tiempo, y te escriba mil cartas, para que luego las leas en tu cama. Que las pegues en la pared. Hablo de jugar a ser originales, y también impredecibles. De tirar una piedra al agua y que rebote, de la sonrisa tras un beso o de pintar soles de verde. De encender velas en noches de luna llena, y de comernos a besos. Efímeros, gratificantes, y perjudiciales de vez en cuando. Sin compromisos, ni alusiones. Ni perdones, ni miradas confusas, ni esquivas. Equivocaciones y caídas. Juegos y mentiras. Hablar por hablar y querer a matar. De matar queriendo, y querer sin saberlo. De saber contar historias, y de historias que se escriben solas. De soledad cuando no estás. Y de estar tanto que olvidas al resto. De un resto que susurra y de susurros que ya ni se escuchan. De escuchar cómo me escribes, de escribirte para que me leas. De leerte y y que me digas cómo me quieres. Que digas cuando hablas y hables de querer a matar. Y así sin darme cuenta ya he vuelto a empezar. Pero es que de tanta historia siempre se me olvida el 'posdata: te quiero' del final.



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