Cometí errores. Lloré por quien no debía y reí con falsas amistades. Perdoné demasiado. Callé "te quiero" por miedo, y verdades por no hacer daño. He abrazado a la persona que pensé que nunca me haría mal y me he dado cuenta de que esa persona no se merece ni el roce. Descubrí que el paraíso puede encontrarse en el tacto de una piel y que los besos pueden hacerte volar. Disfruté de pequeños detalles y aprendí, poco a poco, en que consiste la vida. El secreto de todo está en no arrepentirse de nada.
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